Ohitorisama: Cuando la soledad se convierte en libertad

«Ohitorisama»… La primera vez que escuché esa palabra, me sorprendió descubrir que había un término en japonés para describir algo que llevaba años practicando sin saberlo: hacer las cosas sola. Ir al cine, cenar en un restaurante, viajar, incluso perderme en una librería durante horas… Todo en solitario.

Lo curioso es que nunca lo vi como una elección consciente, sino como algo natural, casi inevitable. La vida, con sus idas y venidas, me fue llevando hacia esa independencia. Y ahora, al ver que esta forma de vivir se ha convertido en tendencia, no puedo evitar sonreír: ¿acaso fui una ohitorisama antes de tiempo?

No siempre fue así. Hubo un tiempo en el que hacer planes sola me daba vértigo. ¿Qué pensarían los demás? ¿No sería raro sentarme en una mesa para uno? Pero con los años, algo cambió. Quizás fue la necesidad de no depender de nadie, o simplemente el cansancio de esperar a que los demás estuvieran disponibles.

Lo llamo «soledad casi elegida» porque, en realidad, no recuerdo el momento exacto en que decidí abrazarla. Simplemente llegó, como el invierno, y me acostumbré a su frío hasta encontrarle el calor: el placer de no negociar horarios, de improvisar, de perderme en mis propios ritmos.

En Japón, el ohitorisama no es solo un estilo de vida, sino casi un movimiento cultural. Restaurantes con barras individuales, cines con butacas aisladas, cafés para uno… La sociedad lo ha normalizado, pero detrás hay algo más profundo: la reivindicación de que estar solo no es sinónimo de estar triste.

Y es que hay una delicia oculta en esta libertad: autonomía absoluta donde puedes cambiar de planes a mitad del día o sentir que puedes no hacer nada sin que nadie te juzgue y el lujo del silencio que te permite existir sin tener que rellenar espacios vacíos con palabras innecesarias, solo el sonido de tu propio ritmo.

Aún hay quien me pregunta: «¿No te aburres?», «¿No te da pena?». Al principio, esas preguntas me hacían dudar. Ahora, las respondo con otra pregunta: ¿Acaso es triste disfrutar de tu propia compañía?

El ohitorisama no es huir de los demás, sino elegir cuándo y cómo compartir tu tiempo. Es aprender que la soledad puede ser un acto de autoestima, no de resignación.

Ahora que esta forma de vivir tiene nombre, me siento parte de algo más grande. No soy una bicho raro, sino una exploradora de mi propio mundo. Y aunque no descarto compartirlo con otros (cuando realmente lo desee), hoy valoro este espacio íntimo donde no pido permiso para ser yo misma. ¿Y tú? ¿Te atreverías a ser ohitorisama por un día?

Inspirada en la libertad del ohitorisama, he creado una lámina decorativa para recordar que la soledad elegida es un acto de belleza. Está diseñada con delicadeza minimalista que resuena con este estilo de vida.

Si quieres tener este recordatorio en tu hogar (o regalárselo a alguien que ame su espacio solitario), puedes descargarla aquí:

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Esta lámina captura la esencia del ohitorisama, la filosofía japonesa que reivindica la soledad como libertad. Con su estilo minimalista y colores suaves, este diseño aporta calma y serenidad a cualquier espacio. Disponible en varios tamaños en alta calidad, podrás imprimirlo al instante para decorar tu hogar con un toque de introspección y belleza. Perfecto para amantes de la estética japonesa, la meditación y la decoración zen. Descarga y disfruta de este arte exclusivo.

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